La primera ópera con mariachi tiene su estreno neoyorquino

 

Cruzar la cara de la Luna constituye la primera ópera mariachi en el planeta y por primera vez es presentada en Nueva York en una coyuntura política y social que le da mayor relevancia ya que trata de uno de los grandes temas del momento, las vidas de inmigrantes mexicanos en ambos lados de la frontera.

Cruzar aborda la existencia binacional, la interrogante constante de la vida allá y aquí, de la migración como algo constante, donde en la obra la metáfora son las mariposas monarcas que migran pero siempre regresan, aunque sean las de otras generaciones.

La historia trata sobre tres generaciones y los cuates de la familia de Laurentino, trabajador inmigrante originario de la zona de las mariposas en Michoacán que está llegando al final de su vida en Nueva York, y que quiere buscar la unidad de su identidad y su familia en sus últimos días, y claro, ser enterrado en mi tierra. La obra está situada entre las décadas de la vida de Laurentino, incluyendo la eterna búsqueda de su hijo que se quedó en México después de que su madre perece en el intento de cruzar por el desierto con su hijo para irse a vivir con su esposo. Laurentino una tiene otra familia aquí, un hijo y una nieta, que también batallan con su identidad binacional y los recuerdos del padre.

Cuando los hombres se van al norte en el sur queda un vacío

El gran Mariachi Los Camperos, bajo la dirección de Jesús Chuy Guzmán, ganadores del Grammy, se presenta en el escenario durante casi toda la obra, ofreciendo tanto la ruta musical como el coro de la ópera. Nunca se cansa hasta alcanzar su destino, cantan de las mariposas y de los inmigrantes. Hay lamentos de las mujeres que quedan, de que aunque “tienes 10 veces más dinero, una casa 10 veces más grande… tienes 10 veces más ropa… eres 10 veces más hombre”, cuando los hombres se van al norte, en el sur queda un vacío, de que un pueblo sin sus hombres ya no es pueblo.

Siempre queremos volver, es el coro de una canción comparando la vida en el norte y en el sur, de que aquí en el norte nuestro cuerpo los beneficia, que la gente del norte no sabe amar como los del sur.

Las familias se buscan, soportan las penas del camino donde no hay otras opciones, desean siempre reparar la brecha de la separación, de ver nacer en sus hijos los ojos de sus antepasados y que recuerdan cantar las canciones de sus orígenes. Mariposas con alas frágiles que logran viajar por distancias inmensas y aguantar todas las condiciones… y regresar, aunque sean los hijos, los nietos que ahora vuelan.

Es un retrato de la historia de las familias migrantes, una oda a la valentía de todos los que han cruzado la cara de la Luna y esa línea que ahora está más marcada que nunca.

Vista a una historia común de millones de indocumentados

El escenario sencillo con el mariachi de trasfondo ofrece una vista sin distracción de esta historia tan común y compartida por millones de inmigrantes, de sus actos de dolor y su insistencia en la dignidad, tema de esta ópera cuya música fue compuesta por el gran maestro de mariachi José Pepe Martínez, quien fue director musical del mariachi Vargas de Tecalitlán durante casi 40 años, y la letra de sus canciones por Martínez y Leonard Foglia, con un texto original y dirección de escena por Foglia. El director musical es David Hanlon.

Los principales artistas, que ofrecen gran cariño a la obra, son Octavio Moreno, Cecilia Duarte, Efraín Solís, María Valdés, Vanessa Alonzo, Daniel Montenegro, Miguel de Aranda y Miguel Núñez.

La obra fue originalmente comisionada y producida por el Houston Grand Opera, donde fue inaugurada en 2010. Ha tenido giras europeas y por otras ciudades de Estados Unidos. Esta presentación, por New York City Opera como parte de su serie anual de ópera en español, marca el premier de esta obra en Nueva York, donde se realiza en el Rose Theater Jazz at Lincoln Center [https://nycopera.com/tickets/]. Fuente: La Jornada

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